En las últimas décadas, el control del agua ha motivado enfrentamientos. En junio de 1967, el Estado de Israel lanzó la llamada “Guerra del Agua” contra territorios árabes. Ocupó Cisjordania, la Franja de Gaza, el Sinaí egipcio y las alturas del Golán Sirio, y se apoderó de todas las fuentes de agua palestinas. Así domina el 88% de las aguas de la región, y estratégicamente tiene el control del poder en el Oriente Medio.
Adueñarse de las aguas de la Patagonia (o de Chile) puede revestir la misma gravedad, más allá de los fines que se le dé. La instrumentalización del agua como arma de presión podría considerarse un crimen contra los Derechos Humanos, pues viola el derecho a la Vida.
(De la carta de Monseñor Infanti)
29 sept 2008
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