Noticia. El Divisadero, 7 de Abril 2008.
Ojos Globales Puestos en la Patagonia.
La semana pasada la agenda nacional se tiñó de blanco, azul y rojo. Pero no del tricolor patrio sino del que flamea en la bandera norteamericana. Las fuerzas nacionales se alinearon luego que dos verdaderas instituciones del país del norte como lo son The New York Times y Robert Kennedy criticaran las represas de HidroAysén.
Empresarios y directivos ligados a Endesa España y Colbún junto al Gobiernosalieron a defender la honra nacional ante el "intervencionismo extranjero" endecisiones que debiéramos tomar sólo los chilenos. Paradójica decisión dequienes están íntimamente ligados a intereses y visiones foráneas; losprimeros por el capital, los segundos por su preparación intelectual.
Un caso emblemático fue el del ministro de Energía, Marcelo Tokman, quien dijoque "no necesitamos que vengan desde el extranjero a decirnos cómo hacer lascosas". Extraño que las palabras las emita alguien formado en lanorteamericana Universidad de California y cuyo think tank de origen–Expansiva-, sí acepta al pie de la letra recomendaciones, como recordara unamigo, cuando éstas provienen de organismos como el Fondo MonetarioInternacional, el Banco Mundial o la Organización para la Cooperación y elDesarrollo Económico.Sería más honesto que reconocieran que su enojo se origina en que las palabrasdel llamado Decano de la prensa mundial y de un actor político de extremadopoder internacional desencajan con su modelo neoliberal. Por lo demás, ¿dedónde sale este patriotismo para defender las inversiones españolas –el quepone la plata, en nuestro caso el agua, pone la música- en el territorionacional?
También se ha dicho que no es justo que las críticas provengan de países-confundiendo a los actores de cierta nacionalidad con las decisiones queadoptan sus gobiernos- con magras políticas medioambientales.Habría que recordar a quienes esto han expresado (incluido el ex cancillerJuan Gabriel Valdés y algunos ejecutivos de Endesa España) que por lo menosrespecto de las emisiones de CO2 y la importancia de las energías renovablesno convencionales tanto The New York Times como Robert Kennedy han sidocoherentes con lo que dicen en su propio país.
En diciembre del año pasado, NYT criticó la política medioambiental de EstadosUnidos acusando a George Bush de sabotear la cumbre de Bali, donde se trató eltema. También cuestionó a su propio Senado porque – ante presiones delGobierno y las compañías de hidrocarburos- sancionó una ley poco efectiva sinavanzar en una más profunda, para un cambio real en la utilización de energíasrenovables y menos contaminantes. Lo mismo hace Robert Kennedy en su libro"Crímenes contra la naturaleza", donde argumenta contra la forma en que se hadesarrollado EE.UU y la decisión de George Bush de no firmar el acuerdo deKioto.Qué parecido y distinto a Chile. Parecido por la presión de los gruposeconómicos en las políticas de los gobiernos, distinto porque acá ningún medioni político con ese nivel de influencia cuestiona los intereses de las grandescorporaciones, nacionales o extranjeras.En el mundo globalizado cualquier medio puede opinar sobre lo que ocurre enotro país. Así lo ha hecho nuestra prensa y Congreso en el caso de Venezuela yde muchas otras naciones. Así lo hizo el mundo durante la Dictadura dePinochet, y ninguno de los hoy gobernantes reclamó.
En la campaña Patagonia sin Represas participan más de 40 organizacionesciudadanas y ONGs de Aysén, Chile y del extranjero, en la región más de 30agrupaciones se han opuesto a estos mega proyectos, al igual que miles dechilenos y ayseninos, y más de 120 jinetes ingresaron en octubre a Coyhaiquecon el mismo fin. Pero ellos, para parte de nuestra prensa, no cuentan. Por lotanto, la crítica no sólo proviene de afuera.
Y sobre los temas "de fondo" que cuestiona Tokman, dos alcances:HidroAysén sí se sustenta en las políticas de Pinochet. Fue su régimen el quepromulgó el Código de Aguas que mercantiliza este bien esencial y fue con lasresoluciones DGA 39 y 53 del 12 de enero, y 159 y 164 del 1 de marzo, todas de1990, que la recién privatizada Endesa se adjudicó los derechos sobre los ríosBaker y Pascua. Fue parte de los amarres que Pinochet dejó a la Democracia.Y este proyecto sí está hecho a la medida de la minería. Así lo reconocióEndesa España cuando justificó la iniciativa diciendo que "con laincorporación al SIC de nuevos proyectos mineros la tasa de crecimiento de lademanda en el período 2008-2017 se sitúa en torno al 6,8 por ciento". Y ése esel cálculo que hoy se utiliza para llevar adelante las represas a costa decomunidades y ecosistemas.
Por Patricio Segura Ortiz Periodista
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